El plástico como material técnico ha reemplazado en muchas aplicaciones a otros materiales tradicionalmente usados en la construcción y en la industria como, por ejemplo, la madera y el metal. Existen varios motivos para justificar este hecho, aunque básicamente podríamos resumirlos en que, en la mayoría de los casos, ofrece un rendimiento superior a un coste muy inferior al del resto.
En el caso de las desalinizadoras, elegir el polietileno (PE) para las tuberías y el uso del plástico reforzado con fibras (FRP) para las piezas especiales de transición, constituye la mejor elección a día de hoy.
Son muchas las ventajas de los plásticos técnicos en plantas desaladoras, pero estas son los más importantes:
Baja densidad
Las tuberías plásticas tienen una densidad bastante más baja que las tuberías de materiales tradicionales, lo que facilita su transporte y su montaje, ahorrando en el uso de medios auxiliares aptos para el uso de gran tonelaje.
Resistencia a la corrosión
Los materiales plásticos no presentan corrosión y son extremadamente resistentes a los agentes químicos (alcoholes, detergentes, lejías…) y a otras sustancias agresivas presentes en el terreno, por lo que no requieren de la realización de ningún tratamiento interno ni de recubrimiento externo, como sí podría ocurrir con los tubos metálicos.
Flexibilidad
El plástico es mucho más flexible que los tubos de metal, lo que le permite absorber los golpes y adaptarse mejor a los movimientos de terreno sobre el que se asienta.
Cabe recordar que cuando un tubo es más rígido que el suelo, las cargas las tiene que resistir el propio tubo, lo que incrementa el riesgo de rotura. Con el polietileno como material para tuberías este riesgo se reduce considerablemente.
Durabilidad muy alta
Su alta resistencia hace que los tubos construidos con materiales plásticos tengan una vida superior a 50 años y todo ello con muy escaso mantenimiento.
Superficies internas de bajo rozamiento
La superficie interior de las tuberías plásticas son lisas, esto impide que los materiales que se desplazan se incrusten en las zonas de rugosidad, permitiendo una reducción de las pérdidas de carga, aumentando el caudal que transporta con la misma energía.
Insípido e inodoro
El plástico técnico es inocuo y tampoco transmite ningún olor, color o sabor al agua. Además, su uso para el transporte del agua ha sido autorizado por todas las administraciones públicas y entidades sanitarias competentes.
Aislante eléctrico
Este material no se ve afectado por las corrientes eléctricas, ni por la acción galvánica presente en determinados terrenos, y que sí afectan a los materiales metálicos.
Fácil mantenimiento y reparación
Las redes de tuberías construidas con este material son de fácil mantenimiento y reparación, pues existe una gran gama de accesorios para ello y, además, son muy sencillas de manipular. Por lo tanto, realizar operaciones como taladrar, cortar o empalmar no suponen un problema.
No obstante, necesitan de poco mantenimiento, ya que sus características hidráulicas son iguales prácticamente en toda su vida útil que, como hemos dicho, supera los 50 años.
Rentabilidad
Los tubos plásticos son muy competitivos en el mercado, debido a los modernos procedimientos de fabricación que se siguen en su fabricación. Todo ello gracias a muchas de las ventajas de las que ya hemos hablado:
– Menor uso de medios auxiliares para algunos diámetros.
-Facilidad de transporte.
-Coste de explotación bajo, por tener menos mantenimiento y mejor comportamiento hidráulico.
-Instalación más sencilla.
-Menos pérdidas de agua debido a su estanquidad.
Ahorro energético en su fabricación
Un tubo plástico necesita menos energía para ser fabricado que otro construido con otro material. Y todo incluyendo los costes de la extracción, importación de crudos de petróleo y su refinamiento para la obtención de la materia prima.
Un ahorro energético en magnitudes muy importantes, sin duda. De hecho, el ahorro de energía de una tubería plástica en todo su ciclo de vida, puede ser de más de un 30% con respecto a otros materiales tradicionales, contribuyendo así al cuidado del medio ambiente y a la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero en todas aquellas las aplicaciones de este material.
Reciclaje
Los recortes producidos vuelven a utilizarse en el proceso a través de un reprocesado y no generan ningún residuo durante la fabricación de las tuberías.
Debido a su largo ciclo de vida, los residuos tras el consumo de este tipo de tubos son muy bajos en relación con el total de residuos producidos por otros plásticos. No obstante, gracias a su reciclabilidad estos residuos pueden recuperarse para hacer nuevos productos y para darles una nueva vida al material (muebles, señales de tráfico, films de plástico…). Curiosamente muchas de estas tuberías se reciclan , para dar lugar a nuevas tuberías para el riego o para los desagües, por ejemplo.
Por estas, y por muchas más razones, los plásticos técnicos son la mejor opción para la construcción de una desalinizadora.