Uno de los últimos informes presentados por la Organización de Naciones Unidas para la alimentación y Agricultura (FAO), según informa Europa Press, advierte que las sequías más generalizadas, prolongadas y frecuentes se darán en los siguientes años en Oriente Próximo y en el norte de África.
De ahí que haya pedido un “cambio radical” en la forma de hacer frente a estos fenómenos.
Ante esta situación y falta de lluvias, las últimas tecnologías de desalación contribuyen a mitigar los problemas en zonas donde es complejo el acceso a agua potable. De hecho, en el mundo podemos encontrar más de 16.000 plantas desaladoras que pueden llegar a producir 1.000 millones de metros cúbicos de agua al día. Una cantidad de agua que puede abastecer a más de 600 millones de personas.
Ejemplo de ello es la planta desaladora de Salalah, ubicada en el sur de Omán, en el área de Salalah, la cual se proyectó como un planta de desalinización de nueva construcción y fue adjudicada a Abengoa a finales de 2017. Actualmente se encuentra todavía en ejecución.
Este proyecto, con un importe total de 100 millones de dólares (unos 85 millones de euros), consiste en una planta de desalinización con tecnología de ósmosis inversa que tendrá una capacidad de 113. 650 metros cúbicos al día.
Abengoa y la italiana Fisia Italimpianti son los encargados de la ejecución de la obra del consorcio liderado por ACWA Power y compuesto por Veolia y Dhofar International for Investment and Development.
Nuestra participación en esta planta desaladora, a través de la adjudicación de Abengoa, ha consistido en el suministro de colectores de permeado en polietileno para el sistema RO y colectores en polipropileno para el sistema del ERI.
Este trabajo no ha sido el primero en este proyecto, ya que la primera adjudicación en el mismo fue por parte de Pall Water con la fabricación y suministro de carcasas e internos para filtros de cartucho.