El crecimiento de la población a nivel mundial y, por consiguiente, el aumento de la producción ha llevado a una evidente demanda de agua en un momento en el que el déficit hídrico es una realidad con vistas a convertirse en un bien limitado.
Por lo tanto, es cada vez más importante fomentar la correcta utilización de este recurso. No olvidemos que además del obvio consumo humano, el agua es clave para el desarrollo de la gran mayoría de actividades económicas de todo país: agricultura, industria, turismo, hostelería,…
Manipulación de agua
Pese a la falsa creencia de que hay agua suficiente en el planeta, se hace necesario matizar que más de un 96% de este recurso es agua salada, inagotable e inalterable a variaciones climáticas.
Sin embargo, para su consumo se hace imprescindible la tecnología y la puesta en marcha de un proceso de desalinización.
Llegados a este punto, la industria estudia alternativas para usar el agua del mar y permitir un consumo de agua sustentable para el futuro más próximo. En este sentido, cabe destacar que no se trata de un proceso sencillo en el que simplemente se extrae agua del mar, ya que esta no es apta ni para consumo ni actividades económicas. Por lo que es imprescindible tratar este agua y aquí es donde se hacen imprescindibles las plantas desaladoras.
La desalinización permite eliminar la sal procedente del agua del mar o el agua salobre para obtener agua dulce. Estas plantas de desalinización son instalaciones industriales que usan procedimientos tan diferentes como la destilación, la evaporación, desalinización por congelación, etc. Sin embargo, el método más común en los últimos años es la ósmosis inversa.
Ósmosis inversa
A rasgos generales podemos definir la ósmosis inversa como una técnica que consiste en aplicar a una solución salina una presión superior a la presión osmótica con el fin de forzar al agua a pasar a través de una membrana semipermeable, separándola así de las sales que contiene.
La ósmosis inversa se ha posicionado como la tecnología más demandada en procesos de desalación de agua marina principalmente porque presenta un consumo energético reducido y un coste de producción menor si lo comparamos con el resto de tecnologías de desalinización.
Ahora bien, cabe señalar que el agua osmotizada, la obtenida de un procedimiento de ósmosis inversa, se caracteriza principalmente por una mineralización débil y desequilibrios en su composición. Estos factores son necesarios tenerlos en cuenta, ya que son los que hacen que este agua no sea apta para ningún uso, ya sea doméstico, agrario o industrial.
Es por ello que tras un proceso de desalinización mediante ósmosis inversa se haga imprescindible adecuar el agua osmotizada a las necesidades de cada tipo de suministro. De ese modo, el agua osmotizada se somete a postratamientos que reciben el nombre de remineralización y que son realizados en las plantas desalinizadoras. También es posible realizar una mezcla de agua osmotizada con otras aguas de calidad para corregir los desequilibrios en la composición de la primera.
Sector minero
La minería ha optado por desalinizar tanta agua como sea posible, ya sea agua salobre subterránea o agua de mar puesto que es un recurso estratégico para este sector. Tengamos en cuenta que el agua es imprescindible en las etapas de explotación, concentración por flotación, fusión y electro refinación, además de en el proceso hidrometalúrgico.
Del mismo modo, la obtención de agua desalada evita a este sector todos los complejos procesos de aprobación para la obtención de permisos ambientales, además de conflictos con las comunidades próximas a las instalaciones mineras.
Hostelería
El turismo es una de las principales actividades económicas de muchos países y el agua, por supuesto, un recurso fundamental para un desarrollo de calidad. La hostelería, por ejemplo, ha comenzado a demandar plantas desalinizadoras para caudales pequeños con el objetivo de abastecer con agua de calidad al sector hotelero y el de la restauración.
En este sentido, las plantas de desalinización son perfectas para obtener agua apta para el consumo humano; agua con una dureza baja para duchas y electrodomésticos; agua sin sólidos y poca dureza para calderas; agua para labores de limpieza o mantenimiento de zonas verdes, etc.
Agricultura
Una de las aplicaciones más interesantes de las plantas desalinizadoras de ósmosis inversa es el tratamiento y adecuación del agua para todo tipo de trabajos agrícolas. Gracias a estas plantas es posible eliminar del agua todo componente nocivo, la alta salinidad y su dureza.
Entre las aplicaciones más frecuentes de la desalinización en este sector se encuentran: Riego para cultivos, jardines, campos, … Desalación para ganadería. Ósmosis inversa para la industria alimentaria.
Sector sanitario
Los grandes complejos hospitalarios y el sector sanitario a nivel global deben estar totalmente capacitados para hacer frente a sequías y desastres naturales de todo tipo con el objetivo de garantizar agua potable a los ciudadanos.
Esta realidad impone un desafío al sistema sanitario, ya sea pública o privada, el cual deberá realizar importantes esfuerzos para mantener la continuidad de unos servicios óptimos. Para asegurar el abastecimiento ante cualquier situación adversa será imprescindible abordar cambios estructurales con la integración de plantas desalinizadoras.